domingo, 17 de abril de 2011

Capitulo VII, Clases de Historia

Laura que se había mostrado un poco preocupada por el tiempo ya no lo estaba, sino todo lo contrario, parecía querer volver a la habitación lo más rápido posible, quizás le entusiasmaba la idea de salir del hotel en medio de una nevada que podía convertirse en tormenta y todo porque los profesores no querían cambiar la programación del evento, al ver que nadie había venido a quejarse en el poco tiempo que quedaba y que personas como Laura aceptaban sin rechistar decisiones disparatadas, pensó en que si se quejaba el sólo, no conseguiría nada, decidió no dar mas vueltas al asunto y prepararse para bajar a recepción.

Ya en recepción, solo quedaban unos pocos por llegar, - siempre hay alguien que llega tarde, dijo en voz baja, no había sitio donde sentarse en recepción a excepción de aquel sofá polvoriento y desgastado de la escalera así que todos permanecían de pie algunos mas cansados que cuando llegaron y otros con fuego en los ojos, nadie se había percatado de la nueva, una mujer de mediana edad, con algunos kilos de más que hablaba con Gloria, era imposible saber de que hablaban porque el murmullo de la multitud no dejaba escuchar, pero supuso que se estaban presentado y hablaban del tiempo.

Cuando salieron del hotel una capa de nieve virgen cubría todo el suelo, había varios centímetros de nieve, sin embargo la carretera estaba relativamente limpia como si una maquina quitanieves acabase de pasar hace poco, la conductora del autobús no tenia buena cara, como si acabase de discutir con alguien o como si tuviese mucha prisa, en definitiva parecía como si estuviera haciendo su trabajo de mala gana, fuera del autobús estaba revisando los neumáticos y las cadenas, mientras tanto todos fueron entrando en el autobús  por ultimo la conductora activó el micrófono y se lo dejó a la señora gordita, acto seguido encendió el motor y poco a poco avanzó hasta la carretera en dirección al pueblo abandonado de Ayamonte.

La mujer que sostenía el micrófono comenzó a hablar a medida que el autobús avanzaba por la carretera con precaución.

-                          Hola a todos, soy Beatriz, guía turística de Ayamonte, mi cometido es guiaros por el pueblo y por el palacio, además de contaros su historia, vuestros profesores me han comentado que sois estudiantes de bachillerato y que venís de Gran Canaria, puede que no estéis acostumbrados al frío pero espero que vuestra estancia en Hueva sea confortante.

Todos los alumnos se bebian sus palabras sin perderse absolutamente ni un solo detalle, sin duda esa mujer tenía un extraño don con la palabra, su vocación era la correcta, mientras el autobús avanzaba cada vez mas rápido, por empinadas curvas, ganando velocidad y confianza en el asfalto, Beatriz continuaba hablando.

-                          Ayamonte tuvo una gran importancia durante la colonización de America, se convirtió en una zona muy rica y llegaron muchas personas de toda Europa, sin embargo esa prosperidad solo era para unos pocos, de hecho la población del lugar se reveló contra sus señores feudales y contra la iglesia, algunos documentos hablan de intentos de revolución.
-                          ¿Por qué ahora es un pueblo abandonado?- Preguntó uno de los alumnos.
-                          La población del lugar se reveló contra el señor feudal de la zona y contra la iglesia y eso llegó a oídos de la corona que actuó rápido cuando se enteraron de la muerte de Francisco Manuel Silvestre, que por aquel año gobernaba la zona, los soldados atacaron el pueblo y el palacio donde se atrincheraron los ciudadanos en su intento de sobrevivir al ataque, actualmente el pueblo se conserva muy mal, solo quedan las piedras que componían las casas, además el palacio fue en parte incendiado.

Ya había pasado 40 minutos de viaje en autobús, a través de la ventanilla solo se veían árboles y ni una sola luz en la carretera que iluminase el camino, la nieve caía más rápido pero el autobús no iba más despacio.

-                          ¿Que aspecto muestra el palacio y que dimensiones tiene?- preguntó Jorge que permanecía atento sin quitar ojo a Beatriz.
-                          El palacio está muy dañado, con el paso del tiempo y el abandono la madera del que se compone se ha ido pudriendo, sin embargo podremos acceder al palacio al menos hasta la zona central, el palacio mide 500 metros de ancho por 1.000 metros de largo, siendo de esta manera una construcción magnifica para la época, está construido al borde de un precipicio y cuenta con tres entradas todas ellas son puentes de los que solo uno hemos restaurado y por el cual accederemos, se compone de 2 pisos y un sótano el cual está siendo escavado en este momento debido a que ha habido desprendimientos que han ocultado las rutas subterráneas, además al lado del precipicio pasa un pequeño río y el palacio fue construido encima por lo que se aseguraban el suministro de agua, el palacio es rectangular y abierto en el centro desde el cielo se ve como una O.

La conductora tenía la sensación de ir mas rápido de lo que quería, todo estaba cubierto por un manto blanco y el asfalto estaba desapareciendo poco a poco debido a la nieve, estaban a punto de llegar a Ayamonte donde dejaría a los chavales y esperaría para hacer el viaje de vuelta, entonces al tomar la curva ya se podía distinguir una construcción a lo lejos entre los árboles, aliviando a la conductora, los alumnos parecieron darse cuenta y empezaron a mirar por las ventanas mientras Beatriz seguía hablando.

De pronto una niña de pelo negro que caminaba en medio de la nada por el arcén nevado y vestía una blusa blanca como la nieve, se cruzó en medio de la carretera justo cuando el autobús estaba a punto de llegar al lugar donde ella se encontraba, mostrando su cara desencajada, sin vida y abriendo de par en par sus brazos, la conductora fue la única persona del autobús que pareció verlo y soltó un grito histérico seguido de un volantazo en la resbaladiza carretera para evitar atropellarla o para huir de aquella visión que su cerebro no era capaz de aceptar, inmediatamente todos se sobresaltaron pero no les dio tiempo a pensar que ocurría, solo a gritar cuando el autobús comenzó a dar bandazos hasta que en fracciones de segundo se salió de la carretera cayendo por un barranquillo de 5 metros de profundidad y dando vueltas de campana haciendo que todos salieran disparados golpeándose unos con otros, las ventanas estallaron en mil pedazos proyectando cristales en todas direcciones, en algún momento de aquel caos y del sonido inconfundible del metal y de los cristales donde ya no había gritos, todo se volvió oscuro y dejó de tener sentido.

                                                 LAURA

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