jueves, 26 de mayo de 2011

Capitulo XVII, Voces del pasado

Solo se escuchaba el llanto de un adolescente muerto de miedo, un adolescente que utilizaba la linterna como si fuera un arma, iluminando todo lo que a su vista temblorosa le pareciera moverse, Roberto estaba sentado en el suelo dando la espalda a la puerta que había intentado abrir durante mas de veinte minutos, ahora ya se había dado por vencido,

Gloría que había permanecido en el suelo en la misma posición en la que había caído escupió sangre y se llevó la mano a la boca, despertó y se incorporó lentamente con lagrimas en los ojos, al caer se había golpeado la mandíbula con el suelo y se había mordido el labio, enseguida comprendió que pudo haber sido mucho peor.

Roberto enfocó con la linterna a Gloria que se tapó los ojos al ser deslumbrada.

-                          ¿Gloria?, - Preguntó Roberto que sin esperar respuesta comenzó a llorar de nuevo y se lanzó a abrazar a Gloria.
-                          Roberto… tranquilo… - llegó a decir Gloria mientras lo intentaba apartar.

Gloría había tenido una pesadilla horrible en la cual se había perdido en el Palacio y había sido testigo de cómo uno de sus alumnos moría, sintiéndose ella la responsable de todo, era su profesora y tenía que mantener la compostura, tenía que asegurarse que todos volverían sanos y salvos, miró a su alrededor y no supo donde estaba.

-                          Ayúdame, por favor – suplicó Roberto que fue hasta la puerta por donde habían entrado – ayúdame a abrirla, se ha cerrado y no podemos volver.

Gloría fue hasta la puerta y entre los dos intentaron abrirla pero seguía sin ceder, justo enfrente había una puerta y a la derecha otra más, decidieron comprobarlas y solo estaba abierta la de la derecha, la puerta daba a un pasillo oscuro y sucio.

-                          Roberto, no se puede volver por ahí, la puerta tiene que haberse roto, busquemos otra salida al Hall ¿vale? – Dijo Gloria en todo suave y seguro.

Roberto aceptó, Gloria tenía que llevar el control, tenía que mantener la calma, Roberto era un alumno difícil, que no se sabía controlar y que sin ella, lo mas probable es que se quedase en un rincón esperando ayuda y que no se levantase ni aunque se estuviera muriendo de sed.

Avanzaron por el estrecho pasillo hasta el final, a lo largo del pasillo encontraron dos habitaciones, una de ellas cerrada, la otra estaba abierta y además había una escalera pequeña que llevaba al 2º piso, decidieron cerrarla y continuar explorando el 1º piso, buscando una salida al hall, topándose con otro pasillo aún mas largo que el anterior.

-                          Nos estamos alejando mucho, volvamos – dijo Roberto mientras tiraba del brazo de Gloria hacía atrás.
-                          Ni hablar, tenemos que encontrar una salida y además tenemos que encontrar a los demás. – le reprochó Gloria.
-                          ¿Por qué iban meterse tan adentro?
-                          Pero vimos a Iván entrar….

De pronto unos gritos en busca de ayuda alertaron a Gloria y a Roberto que abrieron los ojos de par en par, y se les puso la piel de gallina.

-                          ¡Por favor!, Quiero salir… dejadme salir, ¡Socorro! – se le escuchaba a alguien mientras lloraba desesperado – Alguien… por favor, lo siento mucho…

Era una voz de un chico, un chico joven que pedía ayuda, quizás porque estaba atrapado, Gloria comenzó a caminar mas rápido, buscando al chico hasta que llegó a la zona central del pasillo lateral izquierdo del palacio, en aquella zona había una intercepción, desde la izquierda llegaba un aire fresco, lo que significaba que el exterior estaba cerca, seguir recto era seguir por el pasillo oscuro hasta alguna parte, y a la derecha había una zona estrecha llena de celdas individuales, la voz provenía de una de las celdas mas lejanas, las celdas emitían mal olor, un mal olor que hizo que Roberto diera unas arcadas.

-                          ¡Gracias a dios!, ¿hay alguien ahí?, por favor dejadme salir, ¡rápido! – la voz se escuchó tan clara y tan cercana que ya Gloria sabía de que celda era.

Gloría avanzó lentamente por el pasillo y estaba a punto de llegar a la celda cuando de pronto se tapó los oídos al escuchar un grito atroz…

-                          Aaaaahhhahahaa, ¡nooo!, ¡¡¡aléjate de mi!!!, ¡me duele!... ughhh ahahaaa – la voz desesperada del chico asustó a Gloría que llegó hasta la celda corriendo e iluminó su interior.

No había nada, la celda estaba vacía, oscura, fría, ni Gloria ni Roberto hablaron, se quedaron mirando a aquella celda, habían escuchado esa voz claramente, una voz de otro mundo, de otro tiempo, en la celda sin que el aire circulara, las cadenas que colgaban del techo se agitaban solas como si alguien las hubiera tocado chocando unas con otras, Gloría dio dos pasos atrás hasta chocar con la pared, se echó las dos manos en la cara y comenzó a llorar.

                                            Celdas del Palacio


sábado, 21 de mayo de 2011

Capitulo XVI, Sara

Las habitaciones mostraban un aspecto sucio, polvoriento y tenebroso, aún mas en la oscuridad, pero Marcos permanecía cerca de Sara y la guiaba por las habitaciones a paso ligero y sin apenas detenerse en observarlas, los ruidos al crujir la madera asustaban y a veces parecía que la madera crujía por detrás de ellos en algún lugar, como si alguien les siguiera de cerca, abrieron una puerta y otra más, hasta llegar a un pasillo, caminaron hasta la primera intercepción y giraron a la izquierda sin ni siquiera pensar en las demás opciones.

-                          Marcos ¿te pasa algo? – preguntó Sara mientras le acariciaba el brazo.

Marcos se detuvo y miró a su alrededor, luego a ella y le respondió que todo iba bien, que estaban cerca.

-                          ¿Cerca de donde? – preguntó Sara extrañada
-                          De tu habitación – dijo mientras sonreía

Sara se quedó sorprendida por una respuesta tan absurda y Marcos siguió caminando por un pasillo muy largo y más amplio que el anterior.

-                          Sara dime, ¿eres virgen? – preguntó con total naturalidad.

Sara se detuvo y se molestó por la pregunta, no sabía a que venía eso, Marcos también se detuvo y se la quedó mirando esperando la respuesta, Sara estaba decepcionada con Marcos, no era como ella pensaba.

-                          ¿Qué coño te pasa?, ¿Porque me preguntas eso? – Dijo enfadada.
-                          Ya veo… así que no lo eres, déjame pensar… perdiste tu virginidad… en los carnavales de este año, con David, no me extraña es el más guapo, para que necesitas más ¿verdad?.

Sara estaba sorprendida, era cierto, se había enrollado con David en su coche estando borracha, y a pesar de ser tan tímida y dar prioridad a los sentimientos, había tenido sexo con David, sin compromiso y sin que nadie se enterase, lo que le hizo suponer que David se lo había contado a Marcos.

-                          Te has quedado callada de pronto… ¿que problema hay? – preguntó Marcos con una sonrisa de oreja a oreja.
-                          No tengo que dar explicaciones a nadie, esto es entre yo y David. – dijo Sara con voz triste.
-                          ¿Entre tu y David?... aaahh si… ¿que me dices de Laura entonces?, ¿sabes que está interesada en David?
-                          A ella le gusta Juan, pero no quiere herirle, porque no está segura – respondió rápido
-                          En el fondo sabes que Laura, aunque parezca madura, es una niña que no sabe que quiere, como tu, las niñas ven la realidad con sus ojos, no con su corazón, por eso hacen lo contrario a lo que dicen.
-                          Me has decepcionado, pensaba otra cosa de ti, me caías bien, pero así eres en realidad… - dijo decepcionada.
-                          Ohhh vaya… te empezaba a gustar ¿verdad?, aún así las confianzas con David me dan asco, ¿que te hace pensar que un chico quiera algo serio  contigo si no eres capaz de mantener las piernas cerradas en una fiesta?

Sara se le salió unas lagrimas y sintió que iba a empezar a llorar, no comprendía como sabía todo eso, Marcos estaba llegando muy lejos y sintió un odio hacia el en aquel momento, Marcos dio unos pasos largos hacía una de las puertas del pasillo, y la abrió saliendo una luz muy fuerte del interior que iluminó parte del pasillo.

-                          Aquí está tu habitación, como te dije, mira dentro. – dijo Marcos indiferente, - ¿Sabes?, Es una lastima que no seas virgen, pero aún podemos utilizarte...

Sara no podía creer lo que estaba viendo cuando la curiosidad pudo mas que ella, pudo ver su propia habitación y una ventana que daba al edificio del frente, su cama, su escritorio, su ordenador, las paredes pintadas de amarillo flojo, sus fotos, sus libros… su mente no era capaz de entender lo que veía, Sara se dio la vuelta asustada, quería volver, ya había pasado mucho tiempo y seguro que Roberto y Gloria estaban en el hall, le arrebató la linterna a Marcos y la encendió.

La linterna no estaba rota como había dicho Marcos, nada mas encender la linterna miró atrás y Marcos no estaba, no había nada, solo oscuridad, Marcos se había volatilizado, y su habitación también, ahora era una simple habitación vacía y oscura, Sara comenzó a respirar rápido y a ponerme muy nerviosa, las lagrimas le recorrían las mejillas,  sus manos y sus piernas templaban.

Se escuchaban ruidos y voces que la llamaban, voces de hombres, mujeres y niños que cada vez se escuchaban más claros.

- Saraaaa, ven con nosotros...
- Al fin...
- Hemos venido a buscarte... acercate...


Parecía no tener voz, era incapaz de gritar, sintió una presencia detrás suyo, algo la sujetó por los hombros y el corazón casi se le salió del pecho, fue arrastrada con una fuerza brutal, en el pasillo ahora no había nadie, solo oscuridad, silencio y una linterna rota por caer al suelo, Sara había desaparecido.

Capitulo XV, Pesadillas

Ken, Laura, David y Juan acababan de llegar a Ayamonte y miraban a su alrededor, estructuras de piedra asomaban en la nieve, los árboles habían ganado terreno en el pueblo abandonado, tanto era así que algunos árboles crecían en medio de las casas, los árboles permanecían nevados y eran peligrosos debido a la pequeña nevada, la acumulación de nieve en las ramas podía ceder y sepultar a alguien, por lo que el grupo no se separó en ningún momento, las linternas eran de gran ayuda pues en medio de la oscuridad iluminaban bastante espacio hasta que Ken observó algo negro en la nieve bastante llamativo que llamó su atención y la atención de los demás, había visto cosas bastante raras cuando encontró a David y quería asegurarse.

-                          ¿Qué es eso, un pantalón? – preguntó Laura con un hilo de voz.
-                          Parece alguien tirado en la nieve, si la vista no me falla – respondió Juan mientras se acercaba unos pasos.
-                          ¡Vamos, rápido! -  Dijo David mientras corría, - ¡es Marcos!

Todos se sorprendieron al ver que era cierto, Marcos estaba inconsciente en la nieve y estaba solo, llevaba la mochila con los materiales de primeros auxilios del autobús, Juan la recogió y le levantaron entre Ken y David, todos fueron hasta una de las casas en ruinas y al aire libre, se sentaron en las piedras.

-                          No parece herido – concluyó Juan luego de echarle un vistazo.
-                          ¡Marcos!, - gritó Ken, mientras le abofeteaba la cara suavemente para despertarlo.
-                          ¿Que demonios hacía inconsciente en medio del pueblo? – lanzó al aire la pregunta David que no tenía ni idea.
-                          A saber, no llevaba encima ninguna linterna por lo que caminaba en la oscuridad, solo la mochila, una libreta y un bolígrafo – respondió Juan mientras comprobaba la mochila una vez más.

Entonces Marcos despertó de pronto bastante alterado y Ken le puso la mano en el pecho para acostarlo y tranquilizarlo, Marcos respiraba rápido y miraba a su alrededor sin decir ni una palabra como si no conociera a las personas que estaban a su alrededor y no confiara en lo que mostraban sus ojos.

-                          Tranquilo, somos nosotros ¿vale? -  dijo Ken mientras lo obligaba a mantenerse acostado
-                          ¿Dónde estoy? – preguntó Marcos desorientado
-                          Estamos en Ayamonte, en el pueblo, te encontramos tirado en la nieve, ¿que estabas haciendo solo y sin linterna aquí? – Dijo Juan
-                          Si que llevaba linterna, yo… iba a dejaros un mensaje en la entrada del pueblo para que supierais…

Entonces Marcos abrió los ojos de par en par como si hubiera recordado algo muy importante y se levantó sin que Ken pudiera hacer nada para detenerlo, enseguida se tuvo que apoyar en la pared de piedra porque le dio un mareo, los demás se levantaron y se preguntaron que pasaba.

-                          ¿Donde están Sara, Gloria y Roberto? – preguntó preocupado
-                          No lo sabemos, ¿es que no iban contigo? – respondió Laura que estaba preocupada por Sara.
-                          Es que… vimos a Iván y le perseguimos, entró en el palacio y antes de nosotros ir tras él, vine a dejaros un mensaje, para que supierais que habíamos entrado en el palacio a buscarle, ¡¡pero de pronto siento algo raro, tengo una pesadilla de la ostia y me despierto con vosotros al lado!!. – dijo Marcos gritando y caminando de un lado para el otro.
-                          ¿Qué viste a Iván? – dijo David sorprendido
-                          Si, no sé que le pasaba, entró corriendo al palacio, puede que todos estén allí – dijo mientras levantaba los brazos en gesto de suposición.
-                          Espera… ¿dijiste que sentiste algo raro y luego tuviste una pesadilla?, ¿Cómo era? – Preguntó Laura intrigada
-                          ¿Qué importa eso ahora? – Respondió Marcos, - deberíamos ir al palacio, Sara y los demás estarán esperando, - dijo mientras señalaba el camino.
-                          Por favor dime que soñaste – insistió Laura.
-                          Está bien… soñé que estaba solo y no encontraba la salida del pueblo, entonces apareció Sara buscándome, fui con ella y me mató tirandome un piedra en la cabeza, ¿contenta?

Marcos pensaba que era un sueño absurdo, pero a Laura le impresionó su parentesco con el sueño que ella tuvo con Juan, también se había desmayado sin darse cuenta y había sido asesinada en el sueño.

El grupo llegó al pórtico del palacio poco después pero Sara, Roberto y Gloria no estaban allí.

- ¿donde demonios se han metido?, les dije que me esperaran aqui... - dijo Marcos mirando a un lado y otro freneticamente y golpeando un pequeño monticulo de nieve del suelo.

Marcos insistió en entrar a buscarlos, pero Laura se negó a entrar, argumentando que faltaba una hora aproximadamente para amanecer, y que era mejor, entrar con la luz del día.

viernes, 20 de mayo de 2011

Capitulo XIV, Usurpador

Marcos no había dicho ni una sola palabra cuando había vuelto, caminaba deprisa como impaciente por entrar al palacio, los demás lo siguieron por el puente hasta llegar al pórtico, una enorme puerta entre abierta, su interior era amplio y ruinoso, oscuro y frío, costaba creer que hubiera alguien dentro, y se preguntaban porque Iván había entrado, dejaron atrás la enorme puerta de madera, que posiblemente tiempo atrás hubiera necesitado a seis personas para abrirla y se vieron en el dilema de elegir camino.

Desde el Hall había tres caminos a seguir, el primero era recto por un pasillo hasta la parte central del Palacio, el segundo camino era a la izquierda, era una puerta de muy buen aspecto para el tiempo que llevaba abandonada y el tercer camino era otra puerta a la derecha, esta puerta estaba entreabierta y mostraba otra habitación bastante amplia al otro lado.

-                          ¿Qué hacemos ahora?, no sabemos por donde ha ido, - dijo Gloria preocupada mientras enfocaba con su linterna a un lado y a otro buscando alguna pista.
-                          ¡¡Iván!! – gritó Roberto una y otra vez sin moverse del sitio
-                          ¡No grites! -  replicó Sara que estaba un poco asustada por las características del lugar.
-                          Es mejor separarse, buscaremos por la izquierda y por la derecha, y volveremos en 30 minutos a este lugar, así exploraremos más terreno -  propuso Marcos que permanecía con la linterna apagada y despreocupado.
-                          Está bien, hay que darse prisa, puede que esté herido y necesite ayuda, Roberto irá conmigo y contigo irá Sara, tened cuidado – dijo Gloría mientras se dirigía a la izquierda y habría la puerta sin problemas.

Gloria parecía tener prisas por encontrar a su alumno y se marchó rápido por la puerta de la izquierda dejando a Marcos y Sara solos en el Hall, Marcos agarró de la mano a Sara que se sorprendió de la confianza de Marcos y la llevó hasta la puerta media abierta de la derecha, allí soltó su mano.

-                          No te preocupes, es fácil acostumbrarse a estos lugares – dijo sonriendo.

Sara cruzó la puerta con Marcos y le pidió a Marcos que encendiera su linterna, tenía miedo a la oscuridad, pero marcos no la encendió.

-                          Lo siento Sara, está rota, pero no te preocupes, confía en mi, no te perderás, no te separes de mi, dijo mientras la cogió de la mano otra vez y tiraba suavemente de ella

Sara se sintió un poco más segura con las palabras de Marcos y dejaron atrás el Hall del palacio.

Una corriente de aire inesperada y que no podía provenir de ningún sitio sorprendió a Roberto y a Gloria, cerrando de un sonoro golpe la puerta por donde habían pasado, Roberto sorprendido y temiendo haberse quedado encerrado, se dio media vuelta y corrió hasta la puerta, pero no pudo abrirla, empezó a golpearla y a llamar a gritos a Marcos y Sara, pero no obtuvo respuesta, de pronto escuchó un golpe fuerte detrás de él, Gloría había caído al suelo, parecía haber sufrido un desvanecimiento, Roberto no fue en su ayuda, sino que continuó golpeando la puerta, y gritando, hasta que no pudo más y comenzó a llorar de miedo.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Capitulo XIII, Compañeros

El reflejo de la luna entraba por las ventanas rotas del autobús, Laura y Ken mantenían las linternas apagadas y miraban a David que ya estaba mejor, había recuperado el color, se mostraba preocupado y a la vez feliz, entonces después de asegurarse que estaba bien Ken comenzó a preguntar.

-                          Te encontramos en la carretera, y estabas inconsciente, ¿hacía mucho que estabas allí? – preguntó Ken
-                          No lo sé, recuerdo que despertamos del accidente, y fui a buscar ayuda a la carretera, pero no recuerdo nada más, respondió David a la vez que miraba fuera del autobús.
-                          Espera un momento - se apresuró a decir Juan mientras se levantaba, - dijiste “despertamos“, cuando yo recuperé la conciencia estaba solo, no había nadie más. -  aseguró Juan.
-                          Que raro… Cuando desperté no estaba solo, Iván, Bea, Ana, Antonio y Víctor estaban conmigo, vosotros estabais inconscientes y os sacamos del autobús, pero no se donde están, creía que estarían aquí.
-                          Entonces… fuisteis vosotros los que nos sacaron del autobús… bien pero… ¿donde están los demás? – preguntó Ken.
-                          Se quedaron con vosotros en lo que yo iba a pedir ayuda a la carretera, respondió encogiéndose de hombros.

Todos mantuvieron silencio, David empezaba a mostrarse nervioso, el hecho de no saber donde estaban sus compañeros y no saber cuanto tiempo había pasado en la carretera le asustaba, Laura que hasta el momento estaba en otro mundo se levantó y abrazó a David, fue un largo abrazo, Laura lloraba y David la tranquilizaba, Juan se sintió incomodo de pronto y salió del autobús, Ken le siguió, le puso la mano en el hombro y le dio dos golpecitos.

-                          ¿Jode verdad? – dijo Ken mirando al autobús.
-                          No sé a que coño te refieres..., respondió Juan malhumorado.
-                          Si que sabes…, Juan hay cientos de chicas en el mundo, no te cierres en conseguir lo que no puedes, si salimos de esta te presento a una tia de lo mas tranquila.
-                          Es fácil decirlo desde tu posición, al parecer no soy bueno para ninguna, y todo por ser gilipollas, si fuera un poco mas cabron hubiera sido diferente – Sacó un cigarro del bolsillo y lo encendió…
-                          Deja de tratar a las chicas con cuidado como si fueran a romperse, como si fueras un caballero, las chicas quieren y buscan lo mismo que nosotros, en verdad no hay diferencia entre ellas y nosotros, físico, sexo y nada más, mira a David, se ha enrollado con una pasada de chicas del instituto, ¿es el novio de alguna? no, y mira lo feliz que es.,. – aseguró Ken con total convicción.
-                          Tío, prefiero no hablar del tema, yo me enrollaré con la primera chica que se me cruce por el camino y cuando lo haga estoy seguro que me importará una mierda todo lo que tenga algo que ver con ella , - se quito el cigarro de la boca y miró a Ken a la cara, - por cierto... no vuelvas a hablarme de Laura.

Mientras Ken y Juan estaban de espaldas al autobús, hablando en medio de la nevada, Laura dejó de llorar y David le preguntaba si ya estaba mejor, Laura estaba aparentemente muy preocupada por él, aunque cuando lo trajeron al autobús no le había hecho el mas mínimo caso porque estaba asustada, miró a David con unos ojos que querian decir algo, una mirada capaz de llegar muy dentro, David no pareció darse cuenta y preguntó a Laura.

-                          Laura… recuerdo que sacamos a Gloria, Sara, Roberto y Marcos ¿donde están?
-                          Se fueron a Ayamonte a buscar ayuda, pero no creo que vuelvan, ha pasado horas y no han vuelto, no sé que hacer – respondió Laura en voz baja.
-                          Espera… puede que Antonio y los demás fueran a Ayamonte también, por eso no están aquí.
-                          ¿No te parece raro que nadie se quedara aquí con nosotros cuando estábamos inconscientes? – preguntó Laura
-                          No lo sé, pero si nos quedamos aquí no vamos a lograr nada, creo que quedarnos es arriesgarnos a morir de frio.

Laura sabía que David tenía razón, quietos no lograban nada, habían esperado la ayuda y no llegaba, era la hora de que ella también se moviera, Ken entró en el autobús y luego Juan que antes de subir tiró el cigarro a la nieve, pronto llegaron a un acuerdo que ninguno de ellos quiso oponerse, había que ir a Ayamonte para buscar a sus compañeros, todos salieron del autobús y lo dejaron atrás, Juan y Ken estaban mas atentos a su alrededor que al camino, sin embargo ninguno se percató que aquella presencia de la carretera les seguía de cerca y esta vez eran muchos mas.

domingo, 15 de mayo de 2011

Capitulo XII, Pueblo Fantasma

Marcos, Roberto, Sara y Gloria caminaban entre las ruinas de piedra que se suponía era el pueblo de Ayamonte, las rocas que una vez formaban los muros de las casas estaban repartidos por el suelo y sobresalían de la blanca nieve,  los haces de luz de las linternas de Marcos y Gloria iluminaban torpemente todo el lugar buscando rastros de alguien que les ayudara, de algún segurita, de algún compañero, pero no vieron nada.

La decepción en el grupo se notaba, aparentemente estaban solos y habían llegado hasta Ayamonte para nada, las casas derruidas, la oscuridad, el viento que producía todo tipo de ruidos… Marcos tenía la sensación de estar expuesto y eso no le gustaba, pero tenía que asegurarse de que no estaban solos, quizás en alguna de las casas derruidas había alguien cobijado, quizás el supuesto segurita que vigilaba la zona estaba dando vueltas por ahí con su linterna, era el momento de separarse en grupos de dos y buscar.

-                          Parece que no hay nadie, pero vamos a asegurarnos – dijo Marcos
-                          ¿Y si no hay segurita?, ¿que iban a vigilar en un lugar como este? – Replicó Roberto.
-                          Recuerda que Beatriz, la guía turística dijo que actualmente se llevan a cabo excavaciones en el sótano del palacio y que este lugar es turístico, no van a dejarlo a su suerte creo yo.
-                          Pues yo no voy, hace frío y no hay nadie, si lo hubiera, ya lo habríamos visto - acabó Roberto.
-                          Muy bien no muevas el culo si tanto te pesa – Le respondió Marcos con gesto de desprecio
-                          ¡No me faltes el respeto! ¿Quién te crees que eres?

Marcos y Roberto empezaron a discutir frente a Gloria y Sara, que no sabían como detener la discusión, la voz de ambos se alzó pero no porque gritasen mas alto, sino porque el ruido de ambiente, causado por el viento y los insectos desapareció por completo, Marcos estaba interesado en acabar la discusión, Roberto en continuarla para dejar claro su lugar, Sara estaba pendiente de la discusión, pero no era capaz de decir ni una palabra, sin embargo Gloría era la única que había notado el repentino silencio.

Una persona vestida con un chaleco y un abrigo naranja bastante llamativo corrió en la oscuridad a escasos metros del grupo y el haz de luz de la linterna de Gloria logró alcanzarlo.

Gloría gritó y Marcos se la quedó mirando, dirigió su mirada a donde ella miraba pero no vio nada, entonces Gloría salió corriendo, en persecución a lo que había visto, Roberto y Sara salieron corriendo detrás de ella, Marcos dudó por un instante, y luego les siguió, iban directos al Palacio de Ayamonte que empezaba a distinguirse en medio de la nevada, verlo en el folleto era totalmente diferente a verlo con sus propios ojos, era una construcción que imponía, la cantidad de ventanas, su altura y envergadura quizás durante el día era una construcción magnifica, pero durante la noche, parecía un lugar maldito.
-                          ¡Ha subido por aquí! – Dijo Gloria y se detuvo para descansar, justo frente a ella había una gran muralla destrozada.
-                          Sara, quédate con ella, yo sigo a ver si veo algo – Dijo Marcos jadeando y subió apoyándose de unas rocas para pasar a través de la muralla rota.

Roberto se detuvo con Gloria y Sara, estaba mas asfixiado que ellas, Marcos continuó solo, cuando atravesó la muralla se topó con el enorme palacio frente a él, se sentía insignificante en ese lugar, entonces al fin, Marcos fue capaz de ver lo que había hecho correr a Gloría, una persona con un chaleco y abrigo naranja corría son mirar atrás, giró para cruzar el puente del palacio y entró en él, desapareciendo en el pórtico.

Marcos caminó ya sin prisas hasta el principio del puente y enfocó con su linterna al otro lado, pero no vio nada más, mientras observaba al otro lado se dio cuenta que no solo habían encontrado a otra persona sino que además había encontrado mas preguntas sin respuesta, Gloria, Sara y Roberto llegaron y le preguntaron a Marcos si le había visto, Marcos asintió en gesto de afirmación y señaló con la mano a la entrada del Palacio.

-                          Se fue por allí, no me creáis, estaba oscuro pero, creo que era Iván.
-                          ¡Lo sabía!, ¡sabía que era él! – Dijo Gloria sonriendo.
-                          ¿Pero él te vio a ti? – Preguntó Roberto
-                          No, pero… lo iluminé por completo con mi linterna – respondió
-                          Es raro que no nos viera, y mas raro todavía que se ponga a correr solo por aquí – Dijo Marcos
-                          Quizás no supiera quienes éramos, tuviera miedo y saliese corriendo, quizás estén todos ahí dentro – respondió Gloria esperanzada.
-                          Vale… estoy seguro que entró por aquí, lo vi, ¿entramos a buscarlo?
-                          ¡Claro que si!, no podemos dejarle solo – respondió Gloria

Roberto y Sara se miraron el uno al otro, pero no dijeron nada, estaba claro que no les parecía buena idea entrar, a Marcos tampoco le hacía gracia pero, al menos dentro de tres horas iba a amanecer, daría menos miedo, menos frío y más visibilidad.

-                          Esperadme aquí entonces – dijo Marcos mientras retrocedía hacía el muro de nuevo.
-                          ¿Adonde vas? – preguntó Sara.
-                          Había que traer algo para escribir ¿verdad?, pues menos mal que hice caso, voy a dejarles una nota en la entrada del pueblo a Laura para que sepa donde estamos, vuelvo en cinco minutos.

Marcos continuó caminando hasta el muro, se apoyó en las rocas caídas, escaló la parte rota y saltó al otro lado.

          Fotos hecha por un turista en Ayamonte durante el mes de Agosto