miércoles, 1 de junio de 2011

Capitulo XVIII, Noche eterna


Habían pasado varias horas, había seguido nevando todo el tiempo, Ken permanecía en silencio apoyado en el pórtico y miraba a los demás con indiferencia, pero a la vez se mostraba nervioso, llevaban más de dos horas en la intemperie, esperando a que amaneciera, pero aún no lo había hecho y el cielo permanecía igual de oscuro que desde la primera vez que lo vieron.

Laura y David hablaban en voz baja sentados en el suelo y reían entre dientes, la conversación había empezado por el accidente y luego a medida que avanzaba iba encaminada a hablar de los demás, y de qué estarían haciendo, ya por último que harían ellos cuando les rescatasen, Juan que estaba al otro lado los observaba y desviaba la vista de inmediato, se odiaba a si mismo por no ser capaz aún de olvidarla, no podía evitarlo.

Marcos caminaba como un soldado ingles, patrullando, iba de un lado a otro y volvía  a empezar repitiendo el ciclo mas de cincuenta veces hasta el punto de ser objetivo de la vista de los demás, que le pedían que se tranquilizase, Marcos miró su reloj y entonces ya no pudo más.

-                          ¡Joder!, llevamos dos putas horas sentados aquí sin mover un dedo mientras los demás andan desaparecidos ahí dentro, ¿a que coño estamos esperando? – alcanzó por fin a decir Marcos muy enfadado.

Laura, David y Juan se sorprendieron de la conducta de Marcos, porque jamás le habían visto tan nervioso, mientras tanto Ken solo miraba, a él no le parecía extraña su conducta, mas bien estaba esperando que alguien lo dijera por él.

-                          Tranquilo Marcos, por favor, estamos esperando a que amanezca – dijo Laura que se levantó al mismo tiempo que David para intentar tranquilizar a Marcos.
-                          ¡No he cambiado la hora de mi reloj, por lo que tengo hora canaria!, pone que son las 08:30, - dijo mientras señalaba su reloj y luego miró a Laura - aquí deben de ser las 09:30, debería haber amanecido hace rato, y mientras esperamos, a saber que está pasando con Sara y los demás – respondió Marcos que ya no estaba dispuesto a esperar ni un minuto mas.

Marcos tenía razón, no había amanecido y era lo mas raro que había visto, pero sus ganas de entrar en el palacio era porque estaba preocupado por Sara, Laura se dio cuenta en cuanto la nombró y eso la hizo callar, entonces mientras Marcos esperaba que les siguieran Ken habló y solucionó todo.

-                          ¡Esto es un mierda!, estoy cansado de no hacer nada, busquemos a los demás ya, cuanto antes les encontremos, antes nos vamos, si queréis quedaros aquí, me da igual, yo entro con Marcos. – dijo Ken muy seguro de si mismo.

Marcos se sintió aliviado, Juan se levantó y empezó a caminar deteniéndose a la altura de Ken, era señal de que iba con ellos, Laura se quedó mirando a David y entonces todos decidieron entrar por fin.

Una vez en el Hall había tres caminos, una puerta a la izquierda que estaba tapiada con tablas de madera por lo que era imposible entrar, un pasillo recto y una puerta media abierta a la derecha, el grupo decidió dividirse y explorar, volviendo en una hora.

Ken y Marcos irían por el pasillo del medio, Juan, David y Laura por la puerta media abierta de la derecha, inmediatamente después de hablar y ponerse de acuerdo partieron alejándose del Hall.

Juan, David y Laura pasaron con cuidado la puerta de la derecha, sus pasos y sus murmullos desaparecieron a medida que pasaban los segundos, Ken y Marcos avanzaron por el pasillo, un pasillo largo que les llevaba directamente a la parte central del palacio.

A medida que se acercaban escuchaban el sonido inconfundible del agua, de pronto la luz de la luna se posó sobre ellos, habían llegado al pasillo central del palacio, y se podía observar todo el patio interior del palacio incluso sin la luz de la linterna que en ese momento debido a la inmensidad del lugar era como una cerilla.

Ken se quedó con la boca abierta y cuando Marcos quiso darse cuenta él también se había quedado igual.

- Dios mío… este lugar es… ¡increíblemente enorme!

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